En 1928, Frederick Griffith experimentó con dos cepas de pneumococi, una virulenta (que producía enfermedad y muerte de los ratones) y otra no virulenta (inofensiva).
Desde que Gregor Mendel y Charles Darwin expusieron la existencia de información heredable, se buscó el principio que portaba dicha información.
En 1928, Friederick Griffith publicó la primera evidencia de que tal herencia está en una componente celular y no requiere de la vida para transmitirse.
El contaba con dos cepas de pneumococci, unos virulentos, capaces de matar a los ratones inoculados con la bacteria y otros inofensivos.