Los pneumococci virulentos pueden ser inactivados (muertos) mediante la aplicación de calor (tal como había demostrado Luis Pasteur casi un siglo antes.
El sabía que al calentar el cultivo de bacterias virulentas, estas morían y desaparecía su infectividad.
El golpe de genio fue que se ocurrió mezclar el cultivo de bacterias muertas, con el de bacterias vivas avirulentas. Lo esperable era que al inocular ratones con esta mezcla, los ratones no enfermaran, pues ambos cultivos, inoculados por separado, resultaban inocuos.